miércoles, 30 de junio de 2021

Las vidas anteriores

 

¿Tenemos una o varias vidas? ¿Estamos todos destinados a nacer, morir y renacer? ¿De dónde vienen las creencias en vidas anteriores?

Un cuerpo sin alma es algo monstruoso para nosotros. Tenemos miedo a la muerte y sobre todo a su representación física, material o espiritual. Solo hay dos perspectivas  que nos consuelan y nos hacen soñar: la supervivencia de nuestras almas después de su paso por la Tierra y los postulados de la reencarnación, tal como creemos conocerlos. En efecto, gracias a estas dos hipótesis esperamos y consideramos que nuestra alma se encarnará en este mundo y en otras épocas, que ya se ha reencarnado varias veces en el cuerpo de un hombre o una mujer y que adoptará todavía otras envolturas corporales después de la experiencia demasiado breve de nuestra vida actual. Sin embargo, dichas creencias son falsas.

REENCARNACIÓN Y METEMPSICOSIS

Ciertamente, desde la más lejana antigüedad hay testimonio de las creencias en los movimientos y desplazamientos del alma (metempsicosis), de la existencia del alma y su supervivencia fuera del cuerpo de carne y hueso. Se dan en civilizaciones diversas, entre muchas de las cuales no ha habido ningún contacto, transitará o relación. Para los hombres de la antigüedad (sumerios, egipcios, hebreos, griegos) o los doctrinarios de la teoría de la reencarnación (budistas, tibetanos, hinduistas) el alma está solo de paso en esta vida, viene de otro sitio, transitará al más allá y volverá, este ciclo de vidas sucesivas se considera una prueba, una condena eterna, una manipulación dirigida por dioses perversos, ángeles caídos y divinidades que han tomado poderes que no le pertenecen.

EL KARMA



Tanto para los hinduistas como para los budistas, lo que somos, nuestra existencia actual, el medio geográfico, social y cultural en el que nacemos, nuestras cualidades, debilidades, dones, limitaciones, nuestra parte del destino y la de la nuestro libre albedrío, está todo escrito en nosotros desde que nacemos y es el resultado de nuestros actos pasados, cometidos en vidas anteriores. De la misma forma, nuestros pensamientos y actos presentes están contados, están escritos en nosotros y condicionarán nuestra o nuestras vidas futuras, nuestra o nuestras siguientes reencarnaciones. Según esta teoría, es evidente que no estamos en esta Tierra por primera vez, pero también queda patente que existe una especie de Justicia inmanente que sopesa el bien y el mal realizados durante cada una de las reencarnaciones y nos gratifica o no, según el caso. Por otro lado, señalemos que la creencia en la resurrección de los cristianos está muy cerca de las doctrinas de la reencarnación, tal como se anuncian en el hinduismo. Así, la Logion (o sentencia) 41 de Jesús en el Evangelio según Tomás -del que sabemos ahora que se trata del Evangelio original donde se inspiraron los cuatro evangelistas- enseña "... al que tiene en su mano se le dará, y a quien nada tiene, hasta lo poco que tiene, se le quitará".

¿QUÉ ES EL KARMA?

Según el hinduismo, hay una "ley de la causalidad según la cual toda acción (karma) tiene una o varias causas y produce uno o varios efectos o frutos (phala)". Entonces, el vínculo entre karma y phala es comparable al de la causa y el efecto. No se puede evitar hacer el paralelismo entre este principio del karma y una ley física enunciada por Newton, según la cual "la acción y la reacción son iguales y opuestas y van siempre juntas". No hay que decir que después de esta ley, se concibió y fabricó el motor a reacción. El concepto de karma también se puede asociar a la idea de pecado, tan popular en la cultura judeo-cristiana -y que como sabemos actualmente proviene de unos relatos mitológicos mesopotámicos-, y al principio de la herencia genética y psicológica, demostrada por la ciencia moderna. En efecto, en todos los casos, aparece la idea de un capital o potencial adquirido. Del mismo modo, para el astrólogo, el karma o el destino de un ser está escrito en su carta astral. Ahora bien, si está escrito en sí mismo, tiene que salir de algún sitio. Para las teorías de los hinduistas está todo claro: "Según la ley del karma, todo lo que nos afecta hoy, para bien o para mal, es el producto de un encadenamiento de causas de las que hemos sido más o menos responsables, un encadenamiento que empezó incluso antes de nuestro nacimiento en esta vida. Y, asimismo, todo lo que hagamos hoy, tendrá sus consecuencias, sea en esta vida, sea en una o varias vidas futuras", ha escrito el estudioso del hinduismo Jean Herbert.

¿QUÉ PODEMOS HACER CON NUESTRAS VIDAS ANTERIORES?


¿Debemos especular sobre nuestras vidas anteriores o futuras?

Recordemos a la mujer de Lot, el sobrino de Abraham, que se instaló en Sodoma en el valle del Jordán, con su marido e hijos. Huyendo de esta ciudad y desafiando los consejos de su marido, que había sido advertido por el ángel de Yahvé, la mujer se giró para ver Sodoma en llamas y se convirtió en estatua de sal.

A partir de esta leyenda obtenemos la conclusión de que nunca es bueno para el hombre o la mujer recrearse en su pasado.

Aun temiéndolo, se trataría tan solo de nostalgia. Por otro lado, si la noción de karma implica que todo lo que fuimos en el pasado está escrito en nosotros, entonces, todo el bien que hemos hecho y el mal que hemos cometido, lo que somos hoy es una síntesis viviente de todo ello.

 

miércoles, 23 de junio de 2021

El cuerpo astral

 

Remitiéndonos a las fuentes de la creación del cuerpo astral, nos encontramos con la primera aparición del ángel

A menudo oímos a algunas personas hacer alusión a su cuerpo astral que, según sus testimonios,  y los tiene la facultad de separarse de su cuerpo físico y desplazarse en el espacio, a veces, incluso, en el tiempo.

Algunos también pretenden que tienen la capacidad de utilizar su cuerpo astral cuando quieren, simplemente poniéndose en condiciones de hacerlo. Otros, con los pies más en el suelo, sonríen o se burlan de esas afirmaciones, que no se toman en serio.

Pero muchos creen en este tipo de experiencias, aunque no las hayan vivido. Según un sondeo hace algunos años, el 57% de las personas preguntado creía en la existencia de un cuerpo astral y el 82% de ellas estaba convencido de que hay misterios que la ciencia nunca conseguirá resolver ni explicar. Lo creamos o no, debemos admitir que, desde siempre, el hombre sueña a menudo que vuela como un pájaro -se trata de un sueño recurrente y al mismo tiempo común a todos y que tenemos al menos una vez en la vida-, y los hombres voladores siempre han frecuentado nuestra imaginación.

Y aunque, hoy en día, nos haga sonreír el ver en viejas copias de películas de principios de siglo XX a hombres que, identificándose con Ícaro, se tiran desde lo alto de edificios o de montañas, encaramados en un complicado aparato provisto de alas para intentar volar, al mismo tiempo no hemos parado hasta ver realizada la hazaña de construir máquinas elaboradas con una tecnología de lo más sofisticado. Estas últimas no nos permiten realmente volar con nuestras propias alas, pero de todas formas, nos permiten volar y desplazarnos a velocidades impensables, desde un punto a otro del planeta, en un tiempo relativamente corto. Y lo que es más, hemos visto volar tantas veces a Superman o a Batman en las pantallas de cine y de televisión, que casi no nos sorprendería ver volar a un hombre realmente sobre nuestra casa o ante la ventana de nuestro hogar situado en el décimo piso de una torre de hormigón. Por lo tanto, pensándolo bien, la existencia de un probable cuerpo astral  no nos parece tan inverosímil.


¿DE DONDE VIENE LA CREENCIA EN UN CUERPO ASTRAL?

Probablemente las fuentes de la creencia en el alma, en la muerte y en el renacimiento, residan en la cábala, en algunos textos del Talmud de Babilonia en primer lugar y luego en el Sefer ha Zohar, más conocido por la sencilla apelación Zohar o Libro del esplendor, que data del siglo XIII de nuestra era. En las obras de los cabalistas descubrimos la noción de tselem o cuerpo astral, una esencia espiritual que todo hombre nacido en este mundo y que vive en la Tierra posee. Según estas nociones y creencias propias de los cabalistas, durante la concepción del feto por parte de la mujer, es decir, en la vida intrauterina, el ser que va a nacer será capaz de "ver" su futuro cuerpo, es decir, la cubierta corporal en la que su alma se encarnará.

Existirá y subsistirá después como una especie de sosia espiritual, que sería el semejante idéntico de su cuerpo físico y temporal. Este cuerpo astral, entonces, será el modelo divino sobre el cual el futuro ser realizará su propio cuerpo humano.

DEL CUERPO ASTRAL AL CUERPO DEL ÁNGEL


Así es como algunos seres, tal vez más iluminados que otros, o sencillamente porque su visión de la realidad estaba fuera de la normalidad y era diferente de la que todos tenemos en común, fueron dotados de la capacidad de ver lo que entonces se denominó cuerpo de luz, cuerpo divino, cuerpo glorioso y, finalmente cuerpo astral.

Señalemos que la creencia en la existencia de ángeles se basa en este mismo principio.

En efecto, algunos seres que han vivido la aparición o la revelación de este sosia o doble luminoso de su propio cuerpo físico a plena luz, no en sueños -sosia con capacidad para desplazarse en el espacio en total libertad-, vieron en él el rostro y el cuerpo del ángel tal como se lo imaginaban.

Los testimonios de seres que han tenido experiencias extraordinarias se van confirmando a través de los siglos, así los occidentales de la Edad Media creían en la existencia real, o más exactamente supra-real, de ángeles que vivían en otra dimensión, en otro cielo intermediario entre Dios y los hombres, y que desempeñaban el papel de mensajeros de la palabra divina, de protectores y de iniciadores de hombres y mujeres.

Por eso, el cuerpo del ángel y el cuerpo astral hacen uno solo, y el ángel no es otra cosa que nuestro sosia, nuestro doble, nuestro modelo divino. Según los cabalistas, cuando contemplamos el ángel, nos estamos contemplando nosotros mismos.

Ahí encontramos una creencia común a todas las civilizaciones y religiones del mundo: este mundo es un producto de nuestra visión, de la mirada que proyectamos sobre el mismo. Desde el momento en que dejamos de verlo, ya no existe.

Pero, entonces, es lícito que nos preguntemos: si este mundo no existe, ¿qué es lo que existe? Para los cabalistas la respuesta es: no hay ninguna diferencia entre un soñador y su sueño. Forman uno solo. Tal como dejó escrito el novelista Thomas Mann: "Podría ser que la acción de soñar formara un todo donde el sueño y su interpretación resultan inseparables; y el soñador y su sueño solamente son distintos en apariencia, en realidad, son intercambiables y hacen uno solo, puesto que ambos forman un todo".

LA CONSTITUCIÓN DEL CUERPO ASTRAL

Según la antigua tradición, el cuerpo humano está compuesto de tres cuerpos: el cuerpo físico, el cuerpo etéreo, constituido de cuatro éteres o fluidos sutiles, y el cuerpo astral. Este último estaría formado de una cubierta ovoide difusa, presa de torbellinos incesantes, remolinos fulgurantes que a veces se aceleran, según los pensamientos, sentimientos, emociones, deseos y humores del ser en cuestión. Tendría 7 puertas de percepción, que se sitúan exactamente en los puntos de los chakras.